El viento es
la voz de hombre
con el alma en tormenta.
En sus plumas hinchadas,
atentos, entre los tiestos,
los gorriones miran al río.
Sin embargo
es primavera.
Como un ladrón, el frío
deja sólo visiones
de nubes y de memorias
sombrías.
Parezco a un San Sebastián,
apuñalado de amargura
en los días que me quedan.
Entre un vuelo y una luz,
los pétalos variopintos
se apiñan escuchando
el tenso anunciar
de la lluvia. Después truena.
01-12-2011
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