Yo te habría querido,
no en esta
posada burguesa
que llaman mundo.
Te hubiera
ahojado en mis duelos,
para pintar miradas,
visiones y tormentos.
Te bramo así y me quedo
y me pierdo
entre los gritos del alrededor.
En fin, regreso.
Tú eres todas las mujeres
de mis días profundos,
cuando encerrado el silencio
reverbera toques
que susurran insomnes:
tú eres amor y miedo,
eres el grito del viento,
eres la antigua
anchura
de nieve.
01-12-2011
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